Jesús nos cuenta
como transcurre un domingo en la misión de Bouka
(Rep. de Benin)
Os cuento cómo fue el último domingo. Como me acuesto
como las gallinas, me levanto también con el canto del gallo.
Los musulmanes empiezan a llamar a la oración por sus altavoces
a las cinco de la mañana y me suelen encontrar tomando mi
nescafé. A las seis, aún a oscuras, suelo abrir las puertas
de la cerca. Siempre escoltado por mi perrita, que es muy
buena guardiana. A la siete llega el catequista para golpear
con un hierro una llanta de camión, colgada de un árbol,
que hace de campana. Empiezan a venir los niños y los mayores,
pues a las 8 en punto empiezo la misa. Hoy estaban más al
comienzo, aunque aún tienen que mejorar la puntualidad.
La misa dura hora y media, para que os quejéis de las de
Laredo (¡esta carta está dirigida a sus sobrinos!).
Echaré de menos a un buen colaborador que se marcha
Ha venido a la misa la directora de la escuela pública
de Besasi, que dista dos kilómetros de Buka. Musulmana convertida
al catolicismo, con el acuerdo de su familia. Suele ser
muy raro que la familia acepte. El motivo es para casarse
con un católico, Bernabé, también director de escuela. Este
año lo estaba pasando mal, le estaban haciendo la vida difícil
y ha pedido el cambio. Le han enviado a Borodarou, a 20
kilómetros de Kandi y a 150 de aquí. Era un hombre de buen
consejo y el responsable de la catequesis en francés. A
veces traductor. Venía mucho a verme y me tenía al corriente
de lo que pasaba. Le voy a echar de menos.
Un colegio lleno de niños y sin maestros
Me pidió si de paso podía dejarla en
su casa con sus tres hijos pequeños que habían venido a
píe. En el camino le pregunto por la marcha de su escuela,
pues he oído que no tiene ningún maestro contratado. Me
lo confirma. Una escuela de seis clases, con 284 niños inscritos,
no tiene ningún maestro. Me dice que ella a la hora abre
las clases, abre su despacho, se sienta y espera. Los niños
llegan, juegan, entran, salen y se marchan a sus casas cuando
quieren. Le pregunto el porqué y no sabe o no quiere responder.
¿Será que los maestros
no quieren tener una directora mujer?
Le pregunto directamente, si es porque
es mujer la directora y me contesta. "en la circunscripción
escolar sólo somos dos mujeres "CAP" con título de dirección
y las dos estamos igual. Los maestros no quieren ser dirigidos
por mujeres y las mujeres menos. "¿Qué vas a hacer? Quedarme
sentada en mi despacho. Cuando venga la dirección departamental,
allí me encontrarán. Yo sola no puedo hacerme cargo de casi
300 niños. Ellos han cambiado a los maestros y saben la
situación. En esas les dejo a ella y a los niños y sigo
mi camino.
Gente nueva y acogida cariñosa
Me paro en Beru-basí. Allí me estaban
esperando al borde de camino un montón de niños. Al ver
de lejos el coche, empezaron a gritar "mon per, mon per"
(¡padre, padre!)y los adultos salieron de la capilla a saludarme.
Es verdad que había muchas caras que yo no conocía y la
pequeña capillita estaba llena. Sobre todo, que no está
bien aprovechado y en lugar de bancos tienen unos troncos
de árboles torcidos que ocupan mucho y lo pueden aprovechar
unos pocos. Menos mal que para mí traen una silla plegable,
más o menos estable.
Mujeres que comen tierra
En la charla, después de la celebración,
me dicen que hay muchos enfermos en la comunidad. Sobre
todo, mujeres. Les pregunto qué enfermedad tienen y no saben
decirme. Solo que es grave, pues algunas mujeres comen tierra.
No han ido al dispensario y lo tienen cerca. Me gustaría
visitarlas, pero la capilla está perdida en la selva. Las
casas están dispersas unas de otras de cientos de metros.
Hay que hacerlo a píe. Yo no tengo tiempo ni estoy calzado
para ello. Así que les prometo una visita en la semana.
La comunidad organizada en la que da
gusto estar
Dunkasa es la comunidad más gratificante
y organizada. Me estaban esperando. Siempre esperan sin
protestar. Todos cantando en la Iglesia. Una iglesia grande
y bonita que casi la llenan.
Muchos niños. Conté cerca de 50. Otros
tantos adultos, la mayoría jóvenes, con sus mujeres. Nadie
de la comunidad habla francés, excepto, los niños que van
a la escuela. Pero tienen mucha dificultad para traducir,
porque todo es un arte. Todo se pasa en Bariba. A mí me
sigue costando decirla en Bariba, pero la gente es muy respetuosa
por el esfuerzo que hago. Ya tenían todo organizado, la
catequesis de adultos y de niños, las responsabilidades
de cada uno etc. Da gusto estar con esta comunidad. Es una
pena que no vaya más que todos los días 15 de cada mes.
Después de misa varios temas que tratar:
Un pozo
El año pasado me pidieron que hiciera
un pozo y ya he encontrado financiación. Queda por ver cómo
se va a hacer y qué participación va a tener la comunidad.
Recogida de arena, romper el granito para hacer la grava.
Participación en la mano de obra etc. Todo lo tienen que
negociar y dar el resultado en la próxima reunión. El niño
que operamos con los píes raquíticos y hacia arriba, ya
está enderezado y anda con muletas. La familia prometió
que iba ir a la escuela y parece que no lo han mandado.
Aunque es musulmán le pedimos a la comunidad que intente
aconsejar a su familia. A mí no me daba tiempo a visitarlos.
Bruahima el niño ciego super inteligente
De este pueblo también mandamos a un pequeño
niño musulmán a la escuela para ciegos y yo, a principio,
me encargué del transporte de ida y vuelta a Parakou en
las vacaciones de Navidad y Semana Santa y antes de marchar
dejé al director el dinero del taxi para su vuelta en las
grandes vacaciones.
Ya quedé con sus padres que el primer
año me ocupaba yo del transporte y de la pensión en el internado
de la escuela de los ciegos, pero que el segundo ellos se
harían cargo del transporte. Hace 17 días que ha empezado
la escuela y "Bruahima" no ha llegado. Dos veces he enviado
al presidente de la comunidad para ver porqué y le dicen
que sí que están buscando los medios.
Hoy me ha llamado el director de la escuela,
para decirme que es una pena que el niño no siga, porque
es super-inteligente. El año pasado fue sin saber nada de
francés y se quedó el primero de su clase con diferencia
con los demás.
¿Qué culpa tiene el pobre niño?
Un dilema para mí. Si los padres, que
no son más pobres que los demás, apenas si se preocupan
por su hijo, ¿qué hago yo supliendo a los padres? Pero ya
he prometido al director de la escuela que, si para el domingo
no lo han llevado, iré yo mismo a buscarle y llevarle a
la escuela, a condición de que los padres no se opongan,
como sucedió con el otro que mandé el año pasado y su familia
se opuso a su vuelta.
Bueno, así ha sido mi domingo hasta las
cuatro de la tarde. Llegué bastante cansado, pues no me
he sentado desde las cinco de la mañana. Por hoy vale: un
abrazo de
Jesús Fernández de Trocóniz, SMA. |